domingo, 1 de junio de 2014

Cruceñistas prepararon terreno para que avance el MAS


Que Aldo Peña, el que cantaba a la autonomía embanderando la oposición ‘cruceñista’ al centralismo personificado por Evo Morales, haya cambiado de discurso y ahora le componga letras al triunfo del Movimiento Al Socialismo es solo otro capítulo en una historia que comenzó hace ocho años y que puede llamarse guerra de poder. Este último episodio fue la semilla de una encendida polémica en las redes sociales, en los cafés y en cuanto escenario cruceño hubo durante la semana pasada. Unos con coléricas críticas, otros justificando, pero todos con el afán de entender qué ha pasado en esta Santa Cruz que otrora lideraba la oposición.

Por eso, con el propósito de comprender lo que sucede, Séptimo Día buscó las miradas de cinco cruceños: Jorge Landívar y Germán Antelo, expresidentes del Comité pro Santa Cruz; Betty Tejada, asambleísta y representante del MAS; Roberto Barbery y Sergio Antelo, quienes tienen y tuvieron miradas críticas acerca del cruceñismo y también del centralismo. El diálogo no fue sencillo y se tornó encendido en determinados momentos. Por eso mismo, el análisis es descarnado y aporta mucho para comprender y mirar hacia adelante.

Los errores del cruceñismo

Todos los invitados coinciden en que el avance del MAS en Santa Cruz y el que se adueñe de los símbolos cruceñistas forma parte de una guerra de poder. Pero también están de acuerdo en que el escenario que permite esa marcha sostenida para conquistar el voto cruceño ha sido preparado por la misma élite cruceña a  través de un accionar que marginó, que castigó y que excluyó a quienes tenían miradas diferentes.

Roberto Barbery recordó que durante mucho tiempo se vinculó el interés y pensamiento de las élites empresariales con lo que debían enarbolar todos los cruceños, al extremo que quien tenía una mirada crítica era marginado. Recordó que a él lo atacaron por tener una visión crítica. El criterio fue refrendado por Betty Tejada, que recordó haber sido calificada como traidora a Santa Cruz cuando apoyó la opción de Evo Morales.

Para Barbery, a Santa Cruz le faltó una visión universal y democrática, la misma que ahora le falta al Gobierno nacional y comparó a ambos polos con un espejo, ya que uno es el reflejo del otro. “Al final, las dos visiones fascistas terminan emparentadas porque parten de visiones particularistas”. Para él, tanto el Gobierno nacional como la élite cruceñista tuvieron y tienen un sello que es racista.

En criterio de Jorge Landívar, el MAS intenta imponer su visión de manera violenta sobre Santa Cruz, a través de la imposición y no de la asimilación, para lo que ha optado por la política de la confrontación entre cambas y collas. Antelo coincide y complementa que hay un afán depredador de la cultura de este departamento, con el fin de robar el alma cruceña. “Un adversario sin alma es más fácil de dominar”, apunta.

Entre conveniencia y miedo

Las cinco voces consultadas coinciden también en que los empresarios (antes líderes de la visión cruceñista opositora) bajaron la guardia y se aliaron con el Gobierno de Evo Morales. Para Tejada, esa fue una mirada inteligente para que puedan seguir haciendo negocios. Para Antelo, esa siempre fue la conducta de los privados que nunca tuvieron una bandera política, sino la de su conveniencia económica. Sergio Antelo fue más crítico al señalar que los privados nunca tuvieron ética y que su capitulación responde a un tema de supervivencia económica.

Para Jorge Landívar, aparte del aspecto económico que interesa a los privados, hay un componente de miedo, ya que el bullado caso terrorismo se convierte en una espada de Damocles, en una amenaza permanente para quien no actúa conforme a las aspiraciones del MAS.

Barbery profundiza y ratifica que al haber una lucha descarnada por el poder y al saberse sobrepasada, la élite cruceña se rinde ante la nueva hegemonía política (del MAS) en una muestra de oportunismo político. Cree que más que una cooptación de fidelidades, lo que hay es una especie de ‘síndrome de Estocolmo’; que significa que los capturados defienden a sus captores y no se resisten. “Probablemente el MAS, más que haber tenido habilidad, tuvo cantidad”, remata.

Además, hace notar que –en la historia democrática de Bolivia – el Gobierno del MAS es el que mayor violencia ha ejercido y que eso se puede ver en la cantidad de muertos, presos políticos y exiliados.

Dos visiones opuestas

Sergio Antelo planteó reconocer que en Bolivia conviven –de manera forzada en su criterio – dos visiones: la altoandina y la amazónica, tropical chaqueña. La primera es comunitaria y de obediencia absoluta desde el imperio incaico; mientras que la otra tiene raíces anárquicas de búsqueda de libertad desde sus raíces guaraníes. Por eso cree que la autonomía es una demanda natural en el oriente y tuvo un rechazo contundente en el occidente. “Entonces la autonomía se enfrenta al colonialismo de Estado, al centralismo que además favorece a la burocracia”, afirma. En esa pugna, los que ostentaban la ideología autonomista claudicaron y hasta se pasaron al otro lado, al ver el avance del modelo del MAS.

Esa realidad también es admitida por Tejada, que sostiene que el occidente ha tenido una cultura expansionista que es diferente a la que prevalece en el oriente. No obstante, destaca que el MAS logró desafiar a Santa Cruz para que en este departamento se reconozca que antes de Evo Morales había sectores que no eran visibilizados por las élites, para que una mujer de pollera pueda llegar a la Asamblea Legislativa y para que las oportunidades se democraticen. Para Germán Antelo no hay una intención noble del MAS cuando deja de creer que los oligarcas son sus enemigos para convertirlos en sus aliados. Piensa que es un cambio de estrategia por un afán de poder.

¿Y la oposición?

Respecto a la intención de la alianza entre el MAS y sectores de la élite cruceña, Roberto Barbery respondió que el avance del MAS y el acercamiento de parte de sectores que antes eran opositores no responden a criterios éticos, sino oportunistas. Puntualizó que la oposición “se volvió servil, obsecuente y casi cómplice en momentos decisivos”. Detalló que renunció a los dos tercios en la Constituyente, aprobó el referéndum revocatorio y calló cuando detuvieron al prefecto de Pando que había sido elegido democráticamente
ElDeber

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