domingo, 1 de junio de 2014

La roquera, eternamente bella, bella...


Álex Lora, líder del grupo mexicano El Tri, dice que “el rocanrolero es adolescente toda su vida”. Y Alejandra Guzmán hizo honor de esta consigna anoche en Sonilum, cuando se presentó frente a más de 5.000 personas, ya que la cantante, de 46 años, se mostró como una chiquilla rebelde en conquista del mundo.

La Guzmán apareció sobre el escenario del área concert (a la intemperie) a las 22:10, interpretando Como ladrones, una de las 24 canciones que despachó en la velada. Desde el comienzo mostró su extravagancia a sus ‘hermanas’ que se identifican con sus canciones de amor, desamor, libertad, rebeldía, superación y lucha. “Y aunque digan cosas malas de mí, me vale madre, ¡hierba mala nunca muere!”, gritó antes de cantar uno de sus éxitos.

Pasado por agua
A las 22:45 empezó a caer una llovizna que no cesó durante el show, antes ya se habían escuchado Mírala, míralo; Ángeles caídos, Lipstick, Volverte a amar, La ciudad ardió, entre otros temas. La ‘chica mala’ ofreció un espectáculo versátil con blues, heavy metal, rock, reggae, salsa, cumbia y sus memorables baladas pop como Día de suerte. En un sector “dedicado para los ex” interpretó Mi peor error, siempre manteniendo una fluida comunicación con el público.

Y a pesar de tener una prótesis de titanio en la cadera derecha, la artista bailó y tocó el bombo, el güiro, la armónica y la batería. Bueno, tocar es una forma de decir.

Después de dos horas llegó un cover de La Plaga y sus clásicos Güera, Diablo, Te esperaba (en acústico), Eternamente bella y Reina de corazones.
Ya en los biss le alcanzaron desde la platea una bandera boliviana amarrada a una mexicana. “Somos hermanos”, dijo antes de interpretar Hacer el amor con otro y Un grito en la noche. Un cierre memorable para una noche inolvidable

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